Hoje é dia
do irmão, então meu post de hoje vai ser especial para os meus melhores amigos
de infância, adolescência e vida adulta.
Não lembro
da minha vida sem eles, temos menos de dois anos de diferença. As marcas da
nossa amizade ficaram até hoje. Só que esse texto não é para ser meloso, de derretimento
de amor por eles, é para contar um pouco das nossas histórias e das marcas
físicas que nossas brigas de amor deixaram, literalmente...
Queridos! Uns doces de crianças! |
Meu irmão
nasceu no meio de muitas mulheres, meus pais sempre disseram que ele precisava
defender as irmãs e as primas, que não deveria ser covarde de machucar meninas
e que deveria nos proteger. Ele até aprendeu bem essa lição. Acontece que eu me
aproveitava muito disso. Coitado! Ele se segurava, tinha paciência, mas eu era
terrível. Uma vez, ele estava jogando futebol de botão, sozinho, ele contra ele
mesmo (nunca entendi como conseguia) e eu peguei uma ripa de madeira e fiquei
cutucando ele, chamando ele de “bixa”. Era uma coisa cruel de verdade. Falava bixa
e cutucava, cinco segundos depois, bixa e cutucava, mais cinco segundos, bixa e
cutucava. E fiz isso até ele sair correndo atrás de mim. Me tranquei no quarto.
Ele foi até a cozinha, pegou um facão de cortar frango e machadava a porta de
madeira dizendo que ia me pegar. Dessas brigas, quase sempre usávamos acessórios
para auxiliar nosso poder de convencimento, como as correntes de ferro dos
cachorros, panelas, facas, pedaços de madeira, e por aí vai. Na falta de
objetos, as unhas socorriam e até hoje tenho marcado as unhas dos meus irmãos
nos meus braços. E as minhas unhas nos braços deles.
Alguns dos nossos primos! |
Mas nem tudo
era briga para valer, as vezes era só uma lutinha mesmo. Retirávamos e afastávamos
tudo o que podíamos da sala, para montar um tatame sobre as almofadas do sofá. Não
lembro de quantas vezes isso rendeu torções nos pescoços das cambalhotas, roxos
nas canelas e claro, dedinhos dos pés quebrados.
Tá, alguém
por aí pode pensar que nos odiávamos, mas não. Nos amávamos mesmo! E nos amamos
de verdade. Brincamos muito juntos, mas nos sacaneamos também. Durante muito
tempo dormimos os três no mesmo quarto, o que proporcionou muitas risadas antes
de dormir. Principalmente relacionadas ao beliche. Eu mais velha, sempre dormi
na parte de cima da cama. Quis sacanear minha irmã, que estava na parte de baixo.
Me deu vontade de espirrar, abaixei a cabeça na direção dela e espirrei no
rosto dela. O que aconteceu? Fiz isso com tanta vontade que dei uma cambalhota
no ar e caí com tudo no chão. Foi risada até tarde, não conseguíamos parar de
rir. Até hoje é assim!
Outra vez,
minha irmã, linda, quis dormir na parte de cima da cama, já se achava grande,
minha mãe fez a gente trocar de lugar. Resumindo, ela passou mal de madrugada,
colocou a cabeça pro lado e vomitou em cima dos meus cabelos. Na época tinha um
baita cabelo pela cintura. Eu não acordei com o episódio. Então minha mãe me
acordou, de madrugada, pra eu lavar os cabelos. Drama da madrugada: tinha
faltado água!!!
O Beliche e o meu cabelo |
Só que o
mais impressionante de tudo, é que nós nos uníamos contra os outros. Já entrei
em briga no colégio para defender meu irmão. Cuidava deles quando íamos para a
escola sozinhos. E o mais impossível de tudo: conseguimos dar sumiço em 3
empregadas/babás de casa simplesmente porque não gostávamos delas. Sério! Elas
deviam odiar a gente.
Sempre fomos
bem diferentes, dificilmente brincávamos com os mesmos brinquedos, mas sempre
estávamos juntos. A Juli morria de ódio de mim, quando finalmente aceitava
brincar de Barbie com ela, montava uma história espetacular, organizava toda a
cena, mas chegava na hora de brincar, não queria mais. Para brincar juntos,
tinha que ser no vôlei, basquete, futebol, jogo de taco, bicicleta, tabuleiro,
cartas, essas coisas.
Muitas histórias para contar |
Tivemos uma
infância feliz! Fazíamos bulling uns com os outros, mas nos defendíamos dos
outros também. Disputávamos a areia da praia. Não nos traumatizamos... Sobrevivemos! E até hoje,
adoramos sacanear nós mesmos e os outros, temos as melhores ideias, juntos! Não
é a toa que hoje, um pouco antes de almoçar com a Juli, ela já estava
preparando mais uma sacanagem contra o Guilherme.
Juli e
Guilherme, amo vocês!
_____________________________________________________________________
Texto traducido al español
Tener hermanos es muy bueno! Es muy divertido.
Hoy es día del hermano, entonces mi
publicación va a ser especial para mis mejores amigos de la infancia, adolescencia
y de mi vida adulta.
No me acuerdo mi vida sin ellos,
tenemos menos de dos años de diferencia entre nosotros. Y las marcas de nuestra
amistad quedaran hasta hoy. Pero ese texto no es para ser meloso, de
derretimiento de amores por ellos, es para contar un poco de nuestras historias
y de las marcas físicas que nuestras peleas de amor nos dejaron, literalmente…
Queridos, dulces chicos.
|
Mi hermano nació en el medio de muchas
mujeres, mis padres siempre le dijeron que necesitaba defender las hermanas y
las primas, que no debería ser cobarde de lastimar a las chicas y que debería protegernos
siempre. El aprendió bien la lección. Pero yo aprovechaba mucho de eso. ¡Pobre!
El intentaba contenerse, tenía mucha paciencia, pero yo era terrible. Cierta
vez él estaba jugando fútbol de botones. Solo. Él contra él mismo (nunca entendí
como hacia eso) y yo con un trozo de madera le pegaba, llamándolo de maricón.
Era cruel. Decía maricón y le pegaba, cinco segundos después, maricón y le
pegaba, cinco segundos más, maricón y le pegaba. E hice eso hasta que salió
corriendo atrás mío. Me encerré en la pieza. Él fue hasta la cocina agarro un
cucharón y empezó a golpear la puerta diciendo que iba a pegarme.
En esas peleas casi siempre usábamos cosas
para auxiliar en nuestro poder de persuasión, como correa de los perros, ollas,
cuchillos, trozos de madera y etc. En la falta de cosas, las uñas solucionaban.
Hasta hoy tengo marca de las uñas de mis hermanos en mis brazos. Y ellos de las
mías.
Algunos de nuestros primos
|
Pero no eran peleas muy pesadas, a
veces era solo jugando. Sacábamos y corríamos todo lo que podíamos de la sala,
para armar un ring con las almohadas del sillón. No me acuerdo cuantas veces
eso nos produjó lesiones en los cuellos por las tumbas carneras, de los moretones
en las piernas y obvio, deditos de los pies quebrados.
Alguien puede pensar que nos odiábamos,
pero no. Nos queríamos mucho. De verdad. Jugábamos mucho juntos, pero nos molestábamos
también. Por mucho tiempo dormíamos los tres en la misma pieza, lo que proporciono
muchas risas antes de dormir. Principalmente relacionadas a la cucheta. Yo como
la más vieja siempre dormía en la cama de arriba. Un día quise molestar a mi
hermana, que estaba en la parte de abajo. Tuve ganas de estornudar, baje la
cabeza en dirección a ella y estornude. ¿Pero qué pasó? Lo hice con tantas
ganas que me caí con todo al piso. Fueron risas hasta tarde, no podíamos parar
de reírnos. Hasta hoy es así.
Otra vez mi hermana, hermosa, quiso
dormir en la parte de arriba de la cama, ya pensaba que era “grande”, así que
mi mama me hizo cambiar con ella. Resumiendo, ella pasó mal por la noche, puso
la cabeza para el lado y vomito arriba de mi pelo. En aquel tiempo yo tenía
pelo largo, me llegaba a la cintura. Yo no me desperté con lo que paso. Pero mi
mama lo hizo para lavar mi pelo. Drama de la noche: ¡no tenía agua!
La cucheta y mis pelos
|
Lo más impresionante de todo es que nos
uníamos contra las otras personas. Ya entré en peleas de la escuela para
defender a mi hermano. Los cuidaba cuando íbamos solos a la escuela. Y lo más
imposible de todo: conseguíamos hacer “desaparecer” tres empleadas/niñeras de
nuestra casa solo porque no las queríamos. ¡En serio! Ellas deberían odiarnos.
Siempre fuimos muy distintos, difícilmente
jugábamos con los mismos juguetes, pero siempre estábamos juntos. Juli moría de
odio de mí, cuando finalmente aceptaba jugar de Barbie con ella montábamos una ensena
espectacular y todo, pero en la hora de jugar yo ya no tenía ganas. Para jugar
juntas tenía que ser vóley, básquet, futbol, bicicleta, juegos de mesa, cartas
y esas cosas.
Muchas historias para contar |
! Tuvimos una muy feliz infancia! Hacíamos
bulling con nosotros mismos, pero nos defendíamos siempre de los otros. Disputábamos
la arena en la playa. No nos traumatizamos... Sobrevivimos. Y hasta hoy
adoramos molestarnos a nosotros mismos y los otros, tenemos las mejores ideas juntos.
No es en vano que hoy, un poquito antes de almorzar con Juli, ella ya estaba
planeando una contra Guilherme.
¡Juli y Guilherme, amo ustedes!
0 comentários :
Postar um comentário